Pamukkale
Una de las joyas de Turquía sin ninguna duda es Pamukkale. Está un poco lejos de todo, pero definitivamente es algo tan diferente a todo lo visto que merece mucho la pena.
La verdad que no hay mucho cuando llegas allí más que el pueblo y la montaña blanca enfrente tuya cuyo nombre significa castillo de algodón. Es una cosa supercuriosa, porque parece sal, pero no lo es, se trata de formaciones rocosas. En el pueblo, de hecho puedes visitar diferentes tiendas artesanales de piedras.
Al llegar y ver la imponente montaña tienes dos opciones para poder visitarlo acceder desde la parte del pueblo y subir andando por las formaciones rocosas, sobre todo descalzo, que yo no lo había visto ni nadie me dijo nada y me silbaron porque llevaba las chanclas, o subir en un bus a la parte alta visitarla y bajar a pie.
Yo hice la segunda opción. Primero de todo me gustaría decir que la entrada me pareció un poco cara. Sobre todo porque incluya las ruinas, que en pleno julio a mediodía, con el calor que hacía, no tenía planeado visitar las ruinas y no lo hice, pero estaba incluido en la entrada.
También está la parte de entrada a las piscinas Cleopatra, que creo que merece muchísimo la pena, pero no estuve de suerte porque estaban restaurándolas y estaba cerrado, así que queda pendiente para una próxima vez.
La zona de las formaciones rocosas es de película, nunca en mi vida había visto algo igual, y actualmente las zonas donde puedes bañarte están limitadas, así que las típicas azules de la parte superior no está permitido.
Lo bonito es invertir el día, ir paseando, observando, disfrutando y bañándote desde la parte superior, incluso a cuando estás bajando.
Es una de las zonas más turísticas de Turquía por lo que obviamente hay mucha gente siempre y conseguir fotos sola es bastante improbable, aunque alguna vez sí vas al mediodía estas de suerte.
Dentro de las formaciones rocosas en las zonas de baño hay un barro blanco con propiedades buenas para la piel. Así que podréis observar mucha gente que se baña y se pone el barro en la piel, un rato.
En estas piscinas el agua se ve más azul que en la zona superior donde está permitido bañarse, pero, cierto es que suele haber mucha gente.
Andar descalzo por la zona es obligatorio, aunque debo confesar que a mí algunas zonas se me pinchaban y me dolían los pies.
El tiempo aproximado para dedicar a Pamukkale depende de si quieres visitar las ruinas, si te quieres bañar, pasear, pero medio día seguro que lo puedes invertir. Yo recomiendo medio día y seguir con la ruta porque el pueblo en sí ofrece poco más.