Abene

Bienvenidos a Abene

Abene era muy diferente a todo lo que habíamos visto hasta el momento. Sí que tengo que admitir que quizás fue el pueblo que menos vimos como es realmente porque la mayoría de la población es musulmana y en Ramadán es totalmente diferente. 
Se notaba que era la cuna del reggae, todos los bares tenían símbolos, colores, y seguramente mucha música, pero al estar en esas fechas durante el día no era así.
En Abene nos alojamos en el campamento Tu casa en África, la verdad que fue una experiencia muy diferente a los demás campamentos. Allí compartíamos hospedaje con voluntarios que colaboraban en proyectos de un voluntariado de odontólogos en África.

En tu Casa en África teníamos pensión completa, y fue el primer lugar donde por grupos de 4 comíamos del mismo plato. La cocina era sencilla, quizás más que la que habíamos encontrado hasta el momento, pero también estaba muy bueno.
Después de comer decidimos ir caminando hasta Kafountine, para ello algunos de los chicos que trabajan en el campamento nos acompañaron. Al principio nos pareció un poco excesivo porque éramos 7 y vinieron 9, pero después vimos que para ellos también es divertido estar un rato con los clientes enseñándolos dónde viven.
Antes de ir a Kafountine fuimos a ver el árbol más grande de la zona, con unas raíces increíbles.

El árbol era enorme, justo enfrente había un local que te contaba toda la historia y como lo utilizan para hacer rituales y demás. Para ellos es un árbol sagrado y tiene mucho significado en su cultura.
Algunos de los locales que nos acompañaban trepaban el árbol de una forma que parecía sencilla, pero cuando fuimos por dentro vimos que era tan grande que hasta las raíces parecía que hacían de escalera para poder trepar por él.
Justo en los árboles de alrededor había muchos monos, de estos marrones y negros, que saltaban de árbol en árbol. La parte mala es la cantidad de basura que había alrededor y ver como los animales comían de esos vertederos.

De Abene a Kaofountine

Empezamos el paseo de 8 km por la playa. La marea estaba baja y era ideal para pasear mientras el sol iba bajando.
Al llegar a la zona de la playa de Abene me impacto mucho, el olor a pescado era muy fuerte y para mi punto de vista desagradable, había muchísima gente local con los botes y me impresiono como con el mar en oleaje subían a las barcas, gritaban sus gritos de guerra para poner las barcas en la arena y empujar a la vez... Y la verdad que allí me di cuenta de que mi realidad es muy diferente a la vida que tienen allí.
A lo largo del paseo veías esas barcas de colores preciosas en la arena preparadas para salir a pescar al día siguiente, gente local andando, mujeres con sus vestidos africanos y cubos en la cabeza, y muchos chiringuitos que en plena temporada debe ser una playa donde se pasa bien. En nuestro caso estaban cerrados y la verdad que me quedé con ganas de saber como sería todo eso sin ramadán.

El mejor atardecer

El atardecer fue un sueño. Ver como el sol se iba escondiendo, sus colores iban saliendo y las sombras de las barcas en el mar de verdad que fue sin duda el mejor atardecer que vimos en Senegal. 
Al llegar a Kafountine aún nos impactó más. Había aún más barcas, la gente no le gustaba nada que les sacaras fotos y te chillaban y la zona del mercado estaba repleto de tenderetes con un olor a pescado seco muy muy fuerte. Nos dijeron que no estábamos viendo el verdadero bullicio que hay en ese lugar en un día sin Ramadán, se ve que es espectacular.

Para mí ese mercado fue uno de los puntos más difíciles del viaje. Eran unas barracas donde se trabaja y vende el pescado. El suelo no sabías ni qué era lo que pisabas porque era blando. 
Andando por allí encontrabas el pescado secado al lado de basura, y también veían montañas de restos de pescado detrás de las barracas.
En esta ocasión no vimos el pescado fresco porque había mala mar y los pescadores no habían salido.
Justo al dar las 20:00 finalizaba el ayuno y en la carretera principal empezó a salir gente para poder comer.

Abene el pueblo

Para finalizar nuestro viaje a Senegal, fuimos a andar por Abene, con su tierra rojiza y unos locales muy curiosos.
Aprovechamos e hicimos algunas compras, pues había un hombre cerca de la playa llamado "Paco de la playa" que hacía diferentes prendas con tela muy bonitas y de buena calidad. Allí compramos tote bags, telas, camisetas...
También nos paramos en algún local a tomar algo, aunque sí que es verdad que faltaba un poco de ambiente y nos fuimos despidiendo de ese maravilloso país y su gente, los niños nos robaban el corazón y siempre son a los que más cuesta decir adiós.
 

Hasta siempre Senegal

Y así, llegamos al final del viaje Ohana Senegal.
Teníamos otra vez el vuelo a Banjul (Gambia) con escala en Lisboa. Finalmente, nos llevaron los chicos de Tu Casa en África, y la verdad que lo pasamos muy bien en el viaje escuchando música i conversando con ellos.
En la frontera nos hicieron pagar dinero, pero les dije que solo me quedaba (uno 4 €) y me dijeron que ok y que pasásemos todas. 
Son corruptos, pero esta vez no nos miraron el equipaje cosa por cosa.
La verdad que este país me sorprendió para bien, me quedé con ganas de descubrir más zonas y ver Abene con toda su autenticidad, pero también es verdad que es el primer viaje que volví mala de la tripa. Pero una semana y todo perfecto.