Bienvenida en Nueva Delhi
Aterrizar en la India era empezar a impregnarse de sus olores, de sus colores, de sus contrastes, de su gente y mucho más.
Al llegar al aeropuerto nos esperaba nuestro conductor durante la zona del Rajakshtan, Jitu. Era un buen hombre que nos acompañó todos los días a recorrer este maravilloso país.
Entrar en el bus local para llevarnos al parking fue toda una aventura, nada tenía que ver con lo que estamos acostumbrados aquí. Y al llegar al parking él nos dio la bienvenida en su forma, con un collar de flores naturales. Es uno de los rituales más comunes de bienvenida.
Con el grupo Ohana la India estábamos listos para empezar la aventura en un país que no sabíamos si nos enamoraría o lo odiaríamos.
Nueva Delhi
Al llegar fuimos al hotel a descargar las maletas, tomar una ducha y estar preparados para el calor con humedad que hacía en la India para empezar a descubrir la ciudad. En esta ocasión nos alojamos en Rockland Hotel situado relativamente cerca del aeropuerto.
El tráfico en la India es insoportable, y hay mucha contaminación. Así que tenerlo cerca fue la verdad bastante cómodo. También tenía piscina en el rooftop así que nos pudimos relajar y desayunar porque llegamos a las 7:00 de la mañana.
Subimos de nuevo a la furgoneta y empezamos a callejear, había gente muy pobre viviendo en rotondas, al lado palacios enormes, la verdad que te avisan del contraste, pero la realidad supera la imaginación.
Jama Masjid
Jama Masjid es la mezquita más grande de toda Asia. Al llegar hay mucha gente que te persigue para que le compres cosas o le des dinero. Hay una entrada gratuita, pero hay que pagar 300 rupias para poder entrar con la cámara/ móvil por si te ven tomando fotos. Antes de entrar hay que ponerse unas túnicas floreadas por respeto y descalzo.
Hacía muchísima calor, y el suelo quemaba porque le daba el sol, pero la mezquita merece la pena, las zonas de culto tiene una arquitectura y arcos increíbles, y la zona central en el patio es donde tomas consciencia de lo grande que es. Allí es donde empezamos a ver que la gente local le encanta tomarse fotos contigo y como más diferente físicamente a ellos seas, más.
La tumba de Gandhi
De visita a visita nos movíamos con el mini bus. La calle era una locura, puestos ambulantes de locales, monos conviviendo y cogiendo bananas de donde podían, los billetes era muy peculiares, porque tenían la cara de Ganhi.
Hacía muchísima calor, porque el sol daba fuerte, pero seguimos con el recorrido y fuimos a ver la tumba de Gandhi. Un paseo largo bajo el sol antes de llegar a la zona de la tumba.
Hay que quitarse los zapatos también y llegas a una zona silenciosa donde ves la tumba rodeada de ofrendas de la cultura hindú, un sitio donde se mueve una energía especial.
La comida hindú
La comida en India era un verdadero placer para el paladar, a mi forma de pensar. Entre mis favoritos están: El butterchiken deshuesado, el garlic naan, pollo tandori, y los dals Makhanis (famosas sopar de legumbres y curry).
En nuestra primera comida fuimos a un sitio turístico llamado Essex Farms Banquets dónde pudimos comer muy buen producto y asegurarnos que en un restaurante la comida era segura para nuestro estómago.
La comida callejera también tenía muy buena pinta, y si hubiera viajado por mi cuenta me habría arriesgado a probarla, pero al ser la coordinadora del grupo no quería correr riesgos.
Qutab minar
Ya por la tarde fuimos a la zona de Qutab minar, el minarete de ladrillo más alto del mundo.
Es todo un recinto con una entrada en forma de arco. Dentro los locales seguían persiguiéndonos y dándonos a sus bebés para que los cogiéramos en brazos y tomarnos la foto, ya que según ellos les trae suerte. También había mucha gente que nos saludaba y solo quería que les sacásemos fotos y si podía ser con nosotros mejor, esa es la realidad de la India, todo el rato te preguntan por un selfie.
El minarete se veía desde cualquier zona y es que realmente era muy alto. Además, la parte más baja estaba llena de columnas con
unos detalles esculpidos que era para detenerse y observarlos.
En el patio central se podía observar muchos detalles más, incluidos textos esculpidos en las columnas lisas, su alfabeto es precioso aunque difícil de descifrar para alguien que no lo habla. Además, era curioso porque tenías la mejor vista desde abajo del minarete, pero a la vez cada x tiempo pasaba por el cielo relativamente cerca un avión, la cual cosa el guía nos la comentó como una curiosidad turística.
Aunque el sol había bajado, seguía haciendo mucha calor. Había un pequeño jardín con unas celosías donde conseguías un poco de sombra para refrescarte un poco y seguir observando los bonitos detalles del recinto.
El templo de Lotus
Lotus Temple fue nuestra última parada del día para poder ver el atardecer en uno de los puntos más bonitos que vi en ese día en Delhi.
Solo llegar empiezas a andar y ya ves al fondo esa preciosidad que me recordó sin dudarlo ni un momento a mi querida opera de Sídney. Aunque me informé y no son del mismo arquitecto, pero sí que es verdad, que los detalles de las puntas de cerca son idénticos. Allí fuimos rápido porque cerraban, pero pudimos ver un precioso atardecer con el templo que representa la flor entre palmeras y girasoles. La verdad que nuestro primer día para haber dormido en el avión y poco fue super aprovechado y vimos cosas muy bonitas.
Última tarde en Delhi antes de regresar.
Al final de ruta volvimos a Delhi, después de 15 días intensos por India teníamos una tarde libre en Nueva Delhi. Por la mañana despertamos en Varanasi, pero cogimos un vuelo interno y llegamos a la capital a mediodía. Fuimos a comer y después cada uno decidió si quería quedarse a descansar en el hotel que tuvimos al llegar porque nos íbamos a la mañana siguiente o aprovechar lo que quedaba de viaje. Algunos se fueron al hotel porque cogieron la famosa belly jelly.
Con algunos del grupo decidimos aprovecharla y nos cogimos un Uber Tuk tuk que nos costó muy barato y nos llevó a una zona de Delhi que no habíamos visto antes. Nos sorprendió porque descubrimos la India de lujo donde había mucha pero que mucha riqueza
Gurudwara Shri Bangla Shib Kaar Sewa
Fuimos directos a ver un templo Sick que no habíamos visto ninguna. Era precioso, al llegar nos dijeron que solo podíamos entrar con las rodillas tapadas y un pañuelo en la cabeza, así que nos lo pusimos descalzos, pasamos por el agua y entramos. Dentro era increíblemente rico el templo.
En la parte trasera había un pequeño lago para pasear que era un lugar que daba paz, y fue justo en ese momento cuando vimos uno de los mejores atardeceres de la India, el color naranja y lila invadieron el cielo y el templo con el reflejo en el lago era simplemente el momento perfecto para estar en ese mágico lugar.
Última noche
Para la última noche cogimos otro tuk tuk y nos dirigimos al Mercado del Kan, una especie de mercado cerrado con tiendas un poco más de lujo, restaurante y bares.
Allí quedamos con una chica que conocí en el viaje a Filipinas que era de Delhi y nos vimos todo el grupo y nos preparó una noche de fiesta para la última noche en la India en la zona alta. Allí nos reunimos con parte del grupo que estaba descansando y cenamos en un italiano.
Para la fiesta nos llevó a una zona de ricos en la calle Shaheed Jeet singh Marg y la verdad que alucinamos, como de arreglada iba la gente y que de pronto llegó un famoso cantante de la India y todo el mundo enloqueció.
La fiesta se alargó, así que una duchita y al aeropuerto. Volví cansada y reventada, pero feliz, sin duda un país que me encantó y en el que hay mucho que ver. Así que para mi sí que amé ese país, su gente, su comida y sus colores, Obviamente me impactaron muchas cosas, pero quizás el haber viajado ya mucho por Asia hizo que había cosas que ya las había visto en otros países.