Marsa Alam

Shams Alam

Marsa Alam es una zona muy virgen del Mar Rojo con resorts en medio de la nada. No hay una ciudad como tal, así que es muy importante que cojáis pensión completa porque vas a estar gran parte de la estada en el resort. Para estos 3 días cogimos un resort llamado Shams Alam un poco más al sud, cerca de la zona donde queríamos ir.

El resort era espectacular, teníamos una playa donde podías ver tortugas y si tienes suerte incluso el dugongo, aunque nosotros no tuvimos esa suerte. También hay una piscina, todas las comidas son bufete libre y algunas noches hacen comidas temáticas, nosotros tuvimos la noche egipcia con comida típica del país. Francamente, solo te queda concretar salidas porque el resort tiene de todo, tiendas donde comprar souvenirs, cargar el saldo del teléfono, médico por si te sientes mal, un centro de buceo para concertar inmersiones, y agencias que te ofrecen actividades. Lo que más nos costó es poder tener un taxi para inspeccionar la zona por nuestra cuenta. 

Islas Hamata

Una de las excursiones que hicimos en Marsa Alam fue visitar durante un día las islas Hamata. El Mar Rojo me seguía pareciendo increíble, el azul es turquesa y espectacular, los bancos de arena blanca en los que nos parábamos eran un paraíso, y el fondo del mar te deja sin palabras. Podéis ver como es de espectacular el fondo del mar rojo solo haciendo snorkel en este vídeo. Lo pasé genial disfrutando de esas playas tomando fotos del paraíso y riendo y conociendo gente del bote.

Visitamos 3 islas distintas con 3 puntos de esnórquel diferentes. Todos a cuál mejor, aunque la última isla que es la de la portada de la página me robo el corazón. Aun así, no se puede visitar y solo puedes hacer esnórquel alrededor. En esta última parada yo quería ver la isla entera, así que decidí preguntar al hombre del barco si me podía llevar con la zódiac para ver la vista completa y muy amablemente me llevó. La gente que trabaja con el turismo en los barcos, la mayoría son muy amables y la verdad que te ayudan a tomar fotos, siempre a cambio de una propina.

Como en todas las excursiones de día entero sueles comer en el barco, en este caso comimos otra vez un bufete de arroz, carne, pescado y vegetales muy bueno también. Una de las cosas que más me llaman la atención es la presentación de los platos porque realmente es muy bonito y hace que todo, aunque ya está muy bueno, sea más apetecible.

Shams Alam al atardecer i la NO excursión para nadar con los delfines

En el resort, disfrutamos del atardecer porque cada tarde solíamos estar de relax en él. La verdad que los colores que dibujaba el cielo en el mar rojo eran un espectáculo.
De rosa al lila i entre ellos un sin fin de colores cálidos. Desde la playa se estaba super bien, y además había tiendas de souvenirs donde los locales siempre te invitaban a tomar el té. También había unos cambiadores hechos de palmeras muy auténticos.

Las flores del resort amarillas y púrpuras completaban a la perfección los exteriores. Y des del balcón de nuestra habitación también veíamos unas puestas increíbles con el sonido de los pájaros.

Una tarde fuimos al centro de buceo a concertar una salida para ir a ver a los delfines a un sitio pareció al arrecife de Sataya donde nadan libremente, pero que quedaba más cerca de nuestro hotel, aunque desafortunadamente no pudimos realizar esa salida porque era nuestro último día en Marsa Alam y había mala mar y no hubo salidas. Una cosa a tener en cuenta es que en esa zona hay una semana con viento y una sin y la semana que hay viento a veces cancelan salidas a alta mar.
 

Ir por libre a Sharm El Luli

Al saber que no podíamos ir a ver los delfines decidimos ir por libre a unas playas llamadas Sharm El Luli que había leído que eran paradisiacas. Una de las cosas más difíciles fue encontrar el transporte, pues en Shams Alam no hay taxis, y los que están más cerca tardan 20 minutos a llegar al resort y muchas veces te dicen que no, por lo tanto, importante consejito si vais, cuadrar un taxi con el hotel el día antes, porque después no tienes problema. Yo que soy muy tozuda, y me gusta salirme con la mía cuando estoy de vacaciones y voy a contrarreloj con todo lo que quiero hacer lo conseguí. Un trabajador del hotel cogió una furgoneta privada y nos llevó como favor y obviamente a precio de taxi. 

Al llegar a la zona de Sharm El Luli hay que pagar una tasa para entrar, pero cuesta ver el acceso donde pagar la tasa, si hubiésemos alquilado un coche no sé si lo habríamos pillado, pero después te pueden poner una multa.

Las playas eran aún mejor de lo que había imaginado, arena blanca, playas infinitas, un azul precioso y podías andar mucho sobre el agua porque hasta el arrecife el agua no te cubría. Decidí andar un poco por las playas y fue precioso, el paisaje entre paraíso y desierto, solo me crucé un grupo de 5 personas, el resto estaba completamente sola en semejante paraíso. Encontré conchas enormes, me bañe, tome el sol, y fue una mañana relajada y tranquila.