Lisboa
Estuvimos 2 días en Lisboa y la verdad que esta ciudad me robó el corazón. No me imaginaba que había tantas cuestas, pero la verdad que es muy bonita.
Nuestra filosofía fue perdernos un poco por la ciudad y andar sin destino e ir fluyendo con la ciudad. Estábamos alojados detrás de la Praça Do Comércio así que empezamos por allí. Ya lo estaban preparando todo para la noche de fin de año. Andamos hasta el mar dónde vimos vistas al puente 25 de Abril. Había gente tocando en la calle, hacía viento pero era una zona muy bonita.
Barrio Bajo
Nos alojábamos en la Rua Da Conceiçâo dónde pudimos disfrutar de los típicos tranvías de Lisboa, de hecho fue un placer levantarnos y verlos desde el balcón. Recorriendo el barrio Bajo estaba llenó de tiendas de souvenirs dónde los objetos de corcho cobran especial protagonismo.
Andando por estas calles encontramos el mirador de Santa Justa al cual accedes mediante un ascensor antiguo de hierro muy bonito pero había mucha cola, así que decidimos ir a los miradores de la zona de Alfama para ahorrarnos tiempo.
Barrio Mouraria
Nos dirigimos a la Praça Martim Moniz para coger el tranvía 28, pero había muchísima cola que no nos apetecía hacer, así que decidimos coger unas escaleras mecánicas y empezar a subir por el barrio de Mouraria,
Entre cuestas había mucha variedad de azulejos preciosos, que nos contaron que las casas estaban recubiertos de ellos porque protegen de la humedad, pero también del calor.
Los edificios no es que estuvieran muy bien cuidados pero ese es justamente el encanto de Lisboa y el de perderse por su ciudad
Lisboa era especial, tenía ese toque antiguo descuidado, con la ropa limpia colgando que nos recordaba a Nápoles o el barrio del Raval en Barcelona.
Andando encontramos el grafiti del fado, la típica música portuguesa, que le daba color a esa calle. Los pequeños restaurantes también llamaban mi atención, todo tenía su encanto, aunque la verdad que no sabría volver a encontrarlo todo porque caminábamos sin rumbo.
Subimos muchísimas escaleras desiguales y las calles eran estrechas con adoquines y circulaban tuk tuk asesinos pero muy graciosos porque cada uno estaba decorado de una forma distinta.
Para comer fuimos a un restaurante con unas vistas de Lisboa increíbles llamado Chapito justo debajo del castillo de San Jorge. Allí probamos el famoso pulpo de Portugal que estaba buenísimo y otros platos ricos.
Al salir seguimos andando por el barrio de Santa Cruz hasta la Catedral de Lisboa, dónde es típica la foto con la fachada de la catedral y el tranvía amarillo.
Y fue allí donde conocimos a Jóao Paulo García y nos convenció para coger un tuk tuk y recorrer todos los miradores porque todo era subida y estábamos cansados.
Alfama y miradores
João Paulo fue el mejor conductor que pudimos tener. La verdad que daba un poco de miedo el tuk tuk porque con los adoquines y lo rápido que conducen parece que te vas a caer, pero fue muy divertido y nos reímos un montón.
¡Os dejo el contacto porque realmente fue un guía genial!
João Paulo García: Tel: +351 918 46 74 97 o divamisteriosataxis@gmail.com.
João era un profesor de historia y nos explicó muchísimas cosas de Lisboa que no conocíamos. Nos enseñó la única casa que sobrevivió al tsunami que destruyo la ciudad.
La primera parada fue en el mirador de nuestra señora del monte, el más alto donde había una pareja tocando versiones y fue super bonito. Bajando vimos el monasterio de San Vicente y el Panteón Nacional. Y recorrimos Alfama.
Barrio Alto
João era el jefe, cuando le apetecía paraba el tuk tuk salía y venía detrás a explicarnos cosas, ¿Qué le pitaban? Les miraba mal ¿Qué le decían algo? Él contestaba, nos reímos mucho con él y aprendimos a la vez. Después nos llevó a Barrio Alto porque se lo pedimos y nos dejó en el Mirador Sao Pedro de Alcantara para ver Lisboa desde el otro lado. Las vistas eran increíbles.
Barrio tenía un encanto especial, seguían los azulejos, los locales donde tocaban fado en directo, calles estrechas con terrazas y pequeños restaurantes. Era una zona muy chula.
Pastéis de Belém
Después de recorrer Barrio Alto nos apetecía merendar algo y queríamos probar los famosos pasteles de nata o de Belém. Encontramos un sitio auténtico y nos los sirvieron calentitos. Estaba muy rico, una masa dulce con crema con gusto de canela. No sería el último que probaríamos.
Como que a las 18:00 ya anochecía, fuimos a ver las luces de Navidad. En Lisboa había un Christmas Market en el parque Eduardo VII. La plaza Marquês de Pombal estaba muy bien decorada y en el parque había una noria enorme y tenderetes vendiendo artículos de navidad.
Bacalhau àu brás
Y para cenar otro plato típico portugués. Revuelto de bacalao patata paja y cebolla. La verdad es que estaba muy rico.
La torre de Belém
Para ir a la torre de Belém, tienes que desplazarte de la zona centro de Lisboa. Nosotros en este caso fuimos en coche porque ya nos íbamos de Lisboa. La zona de la torre de Belém hace mucho viento, pero es una zona bonita con el río y las vistas al puente 25 de abril que recuerda al Golden Gate de San Francisco. La torre es bonita, aunque si quieres entrar tienes que hacer una larga cola, al menos ese día y nosotros no la hicimos. Andamos por el paseo hasta el Monumento a los descubrimientos y decidimos ir a cruzar el puente en coche.
El puente 25 de abril
La verdad que este puente la da un toque a esta zona de Lisboa, y cruzarlo con el coche una aventura pero las vistas des de dentro son geniales! Nos recuerda a San Francisco y al otro lado del río donde está el Santuario Nacional de Cristo Rei que nos recuerda Brasil, de hecho lo llaman el guiño de Portugal a Brasil y hay unas vistas al puente espectaculares.
Él mirador es super recomendable, pero si que es verdad que no es de fácil aceso en transporte público, nosotros fuimos porque tuvimos la suerte de tener el coche
LX FACTORY
Para comer fuimos a la zona de LX Factory y fue una grata sorpresa. Es una zona alternativa de Lisboa con hostels, restaurantes, tiendas... y está en una zona industrial reformada. ¡Tiene un aire grunge con grafitis que le da un rollazo y el ambiente es auténtico y muy muy guai!
En el mismo recinto hay una librería muy peculiar que es enorme, una escalera diferente y en la zona de arriba hay vinilos.
Es una zona alejada de Lisboa centro con un aire que me recordaba más a Londres o Melbourne pero muy recomendable.