Bohol

Panglao, Alona beach

Llegamos a Bohol y nos fuimos a la zona de Panglao, a Alona beach donde nos alojamos en un resort a muy buen precio con cabañitas y piscina llamado Alona42 Resort.
Pasamos la tarde de relax en la piscina conociendo a gente del resort y descansando. Por la noche decidimos ir a Alona, una zona de playa llena de restaurantes con mesas encima de la arena de la playa y mucho ambiente. Además para cenar tienen el pescado recién pescado expuesto y tú escoges la bbq que te apetece.
Cenamos, bailamos, y lo pasamos super bien. Es una zona muy turística, pero es divertida para salir un ratito.

Descubriendo BOHOL.

Para movernos decidimos alquilar unas motos que cuestan unos 3 € al día cada una. La verdad que si queréis visitar toda la isla es bastante grande, con la moto lo hicimos, pero algún tramo se hizo un poco pesado porque tardamos 2 horas en llegar a nuestro objetivo. Una de las cosas graciosas de Filipinas es que al ser colonizados por españoles puedes ver carteles de ciudades como Burgos, Sevilla y curiosamente nos llamó la atención la foto donde está el cartel de Carmen hacia la derecha, y Sevilla a la izquierda.
Así como la gente que también tiene muchos nombres españoles.

Santuario Tarsier

La primera parada fue en el Santuario Tarsier donde pudimos ver a los monitos pequeñitos. Son muy gracioso y tuvimos suerte de ver 4. Cada mañana un chico mira a ver dónde se esconden y hay días que los visitantes solo ven 2. Es curioso ese ser pequeñito con esos grandes ojos que te miran. Es recomendable porque es uno de los sitios donde poder verlos.
En esta ocasión sí que es turismo responsable, pero menos mal que el chico te dice donde están porque si no es bastante difícil verlos, ya que se camuflan con los árboles y me los imaginaba pequeños pero no tanto. 
Una experiencia muy divertida.

Bilar Man- Made Forest y los puentes colgantes de bambú

Durante el recorrido en moto pasamos por una zona fresquita con unos árboles altísimos llamada Bilar Man Made Forest, un sitio único que me recordó a las sequoyas de USA. Su larga cartera entre árboles en una zona ombría hace una parada muy agradable cuando llevas un rato conduciendo bajo el sol de Filipinas.
También nos paramos en los puentes colgantes de bambú, la verdad que es una experiencia divertida, las vistas al río son increíbles, y cuando pasas por el puente hace ruido como si se fuera a romper, lo cual resulta curioso porque siguen aguantando perfectamente.

Loboc river

De camino a Chocolate hills, una buena opción si quieres parar a comer de una forma diferente, es ir a comer al restaurante flotante del río Loboc. 
Nosotros decidimos no hacerlo porque con la moto íbamos más lentos y no nos iba a dar tiempo a ver las Chocolate Hills que era al lugar que queríamos llegar y no volver con la moto de noche. 
Aun así, paramos para observar las bonitas vistas, la increíble vegetación de la zona y ver como eran esos restaurantes flotantes de los que nos habían hablado. El menú es un poco más caro (10€) porque es tipo self servis.
El paisaje en Bohol me recordaba a Bali, muchos campos de arroz, carreteras secundarias donde perderse. ¡Un sueño vamos!

Chocolate Hills

Ya por la tarde llegamos a las Chocolate Hills. Hay 2 miradores, nosotros fuimos a uno que queda justo enfrente y que hay actividades de aventura por hacer. 
Algunos compañeros se tiraron por tirolinas, una tirolina con bicicleta y las vistas son espectaculares. ¡Estos pequeños montes verdes enfrente tan redonditos en medio de la densa vegetación de Filipinas son espectaculares!
Para llegar a la cima del mirador hay que subir unas cuantas escaleras pero es apto para todo el mundo.

Al bajarnos de ese mirador quisimos ir al otro que está justo dentro de los Chocolate hills, pero también se tenía que pagar, íbamos un poco justos para que se nos hiciera de noche y nos quedaba 2 horas de vuelta en moto y había mucha gente, así que decidimos solo hacer uno de los miradores.
En el camino de vuelta otra vez seguimos con los paisajes espectaculares, un atardecer desde la moto en el puente de Panglao muy bonito y paramos en tiendas locales a comprar fruta buenísima. 
La aventura entre los amigos fue a la vuelta que íbamos con 3 motos y nos perdimos.  Al no tener internet decidimos seguir gracias al mapa de maps.me y encontrarnos en el hotel.

Panglao

En nuestro último día, decidimos quedarnos en la zona de Panglao y tomarlo con un poco de calma porque no nos apetecía hacer mucho recorrido en moto. 
Por la mañana fuimos a la cueva Hinagdanan que nos recomendaron. Es muy bonita y en un dia soleado el sol entra por los agujeros y el agua es azul, muy limpia y transparente. En nuestro caso estaba un poco nublado y aunque estaba muy limpia no pudimos apreciar bien el color.
Una cosa que sí me gusto mucho es ver como los rayos de luz se filtraban por los agujeros y los veías dentro de la cueva mezclados con las estalagmitas. Sencillamente un espectáculo de la naturaleza.

Dumaluan beach

Para nuestro día de relax, nos dijeron que otra playa que merecía la pena aparte de Alona era Dumaluan beach, la verdad que encontrarla con la moto fue una verdadera locura. 
Intentamos seguir el maps y nos encontramos en caminos imposibles de recorrer con la moto alquilada, finalmente encontramos una carretera que nos llevaba a Dumaluan beach resort, y aunque no nos gustaba mucho la zona del resort, andamos un trozo más al norte y encontramos una zona chula de agua cristalina con pequeños hoteles boutique que tenían muy buena pinta.
Para el atardecer fuimos a la zona de Modala beach pero no tuvimos suerte porque estaba nublado aunque el mar plateado era una locura y al bajar la marea podias ver diferentes estrellas de mar, así que sí, valió la pena.

Alona beach

Nuestra última noche en Bohol la pasamos en Alona beach, otra vez en la zona concurrida de restaurantes con ambiente porque nos apetecía comer rico y salir un poco a bailar.  Vimos los juegos de la playa, cenamos pad thai rico rico y bailamos un poco de música de pachangueo que nos gusta.
A la mañana siguiente, antes de irme, quería dar un paseo tranquila por la playa, así que me tome 1 hora para dar un último paseo, observar sus colores, sus flores, y la gente local como se sentaba frente al mar. Hice una foto concreta a un hombre mayor que en el fondo me hizo reflexionar, el que debió llevar toda una vida en esa playa, cuantos cambios habría vivido? ¿Le gustaría en lo que se ha convertido? Porque la verdad que es una playa muy bonita pero ya nada virgen.