Cebú - Moal Boal
Al llegar al aeropuerto de Cebú nos esperaban 3 horas de coche hasta nuestro destino, Moal Boal. La clave está en coger un taxi fuera del aeropuerto porque dentro hay gente que te vende taxis, pero por el doble del precio de lo que cuestan.
La verdad que el viaje se me hizo muy largo y el taxi no era muy cómodo. Como anécdota reservamos el hostal durante el trayecto y al ser temporada baja no vieron la reserva total que nos dejaron en el hostal sin tener nada preparado y tuvimos que buscarnos otro.
Pescador view
Pedimos unos tuk tuk y fue una ruta divertida, porque esa zona de Moal Boal subía tanto que el tuk tuk con todos y las maletas no podía subir y teníamos que bajar e ir andando en las subidas.
Finalmente llegamos y horror, nos llevaron al peor hostal de la historia...Estaba todo medio en ruinas, había cangrejos en la habitación, el baño fuera "al estilo filipino" según ellos, pero que el resultado es que no funcionaba. Había hongos.... nada que ver con las fotos de la web y sintiendolo mucho 0 recomendable.
El Chili Bar y la zona de costa
La zona de Moal Boal estaba justo al lado de la playa y era una primera línia con pequeños hoteles, restaurantes y bares. Llegamos de noche y encontramos nuestra primera fiesta filipina en un bareto llamado Moal Boal. Era el sitio perfecto para bailar y reirte un poco con los amigos. El ambiente era local, pero nos sorprendió la cantidad de los famosos "lady boys" que encontramos.
Por la mañana la zona era completamente diferente. Ambiente familiar, con sitios de buceo y alquiler para hacer snorkel en los famosos bancos de sardinas.
Bancos de sardinas
¡La verdad que la experiencia de hacer snorkel en los bancos de sardinas fue increíble! Una experiencia espectacular. La única pena fue que ese día había oleaje, y yo que soy buena nadadora y no me suelo marear, acabe muy mareada. Aun así, es fascinante ver la cantidad de sardinas que se ven en la zona como se mueven en sintonía, sin chocar y como dan círculos a tu alrededor. Ese día el agua estaba turbia y aunque en vivo lo veía perfectamente, no pude tomar fotos de calidad para poder compartir.
De camino a Oslov
De camino a nuestro siguiente destino Oslov el paisaje costero de isla era espectacular y muy bonito!
El azul del agua tenía tonos turquesas e íbamos cruzando pueblos. Muchos con nombre español. La mayoría de ellos estaban decorados con banderillas de colores que parecían las fiestas de los pueblos.
Y como de camino queríamos aprovechar para descubrir un poco más esa isla, decidimos pedirle al conductor que nos parase en alguna cascada. Había muchas por el camino, pero nos dijo que había varias que eran muy turísticas y que nos llevaba a unas que eran increíbles y no había tan turista.
AGUINID waterfalls
Aguinid waterfalls fueron las cascadas que visitamos en Cebú.
Se trataba de una cascada que tenías que subir y había 8 niveles. Al principio era más fácil y consistía en trepar por una cascada. Íbamos bien equipados y la verdad que la naturaleza era increíble. Había pequeños balcones de agua en medio de la vegetación de selva y era simplemente maravilloso.
Pero los últimos niveles tengo que decir que no son aptos para cualquiera, pues hay que trepar por una cuerda y todo, qué madre mía... menos mal que vas con monitores y te ayudan un poco. Finalmente subimos y la verdad que fue una actividad super divertida y lo pasamos en grande.
Aguinid waterfalls
Mientras subíamos también nos tirábamos por las cascadas, los saltos tenían cierta altura y fue muy divertido.
Al trepar por la cascada una vez en la cima para bajar nos vinieron a buscar en una pick up. De la cascada al punto de recogida caminamos entre palmeras, con unas vistas superbonitas, y en la furgoneta nos esperó un chico super simpático que se hacía llamar dron humano porque hacía unos vídeos como si fuera un dron.
OSLOB
Ya de noche llegamos al pueblo de Oslob. No alojamos en Luna Oslob Travellers Inn y cogimos con ellos la excursión para ir a ver el tiburón ballena. Sabíamos que en esta zona no es la mejor para hacerlo, pues queríamos verlos en libertad sin ser turistada, pero debido a las condiciones meteorológicas no lo pudimos hacer en Puerto Princesa, que era nuestra primera idea.
El alojamiento estaba bien y el pueblo no tiene gran cosa, dimos un paseo, fuimos a cenar alguna cosita, hay un mercado local muy auténtico, y una zona bonita cerca del puerto donde bailaban zumba y hay una puerta de piedra histórica bonita. Al ser B&B en el alojamiento nos prepararon el desayuno para tenerlo al volver de la excursión.
Nadar con el tiburón ballena
La excursión empezó a las 5 de la mañana, hicimos una larguísima cola para coger turno para poder ir con la barca a nadar. No es lo más recomendado, ya que es un espacio delimitado donde hay varios y embarcaciones con locales que les dan de comer para que tú los veas y nades con ellos. No es una actividad de turismo responsable la verdad.
Aun así, la experiencia de ver a esas criaturas maravillosas es un must. Su enorme boca, la verdad que impacta muchísimo la primera vez que entras en el agua, sumerges tu cabeza y lo ves. Me encantó verlos, un sueño hecho realidad, aunque si que vuelvo a decir que si se puede hacer en un sitio donde estén en libertad mucho mejor.
Ferry a BOHOL
Y directos del tiburón ballena al puerto a coger el ferry. Íbamos tarde y nos esperó el ferry en el medio del mar. Así que en el puerto, con una barquita de madera remando, nos llevaron al ferry, toda una aventura entre olas, las maletas que parecían que se caían. Nos reímos un montón, pero fue de locos.
Finalmente, llegamos al Ferry que tardó unas 2 horas y se movía bastante porque había oleaje, incluso nos entró una ola por la ventana mojándonos. ¡La aventura continua!!