Illes: Efran, Kachioane i Karavane

Elinkine

Nos fuimos a la zona de costa, concretamente a Elinkine, un pueblo al lado del río-mar, lleno de palmeras. ¡El paisaje me sorprendió, estábamos en África y parecía que habíamos llegado al Caribe!
Teníamos por delante 3 días de excursión por la zona de las  islas y playas asi que nos hicimos una pequeña maleta y empezamos la aventura.
Aparcamos el coche y nos fuimos directos a coger una pequeña barquita con Pierre para empezar a recorrer el agua abrazada por la zona de manglares. Un paisaje espectacular que sin duda no os podéis perder si vais. Esta zona de la Casamance tengo que decir que es de mis favoritas, un pequeño paraíso en un país aún muy desconocido.
Nuestra primera parada fue la isla de Efran

Isla de Efrane

Efran fue la primera parada. Una isla pequeña rodeada de naturaleza con unas pequeñas cabañas en la playa.
Había una pequeña playa donde tomar el sol y la isla era pequeña y llena de baobabs. Solo había un alojamiento donde tenían un comedor, las pequeñas cabañas blancas y 2 casas en los árboles. Las casas de los baobabs. 
Me encantaron esas cabañas, y me hubiera encantado dormir una noche allí porque eso sí que es naturaleza en estado puro. Por la zona de atrás y en la playa estaba lleno de cangrejos divertidos que se relajaban al sol hasta que llegamos nosotras.

Ostras en Efrane

Uno de los manjares de este viaje fue tomar ostras a la brasa. Al llegar a Efrane vimos a un chico con un machete que se iba a cortar las ramas de los manglares donde hay las ostras.
Prendieron un fuego en el suelo y cocinaron las ramas para tener ostras a la brasa. Parecía una "calçotada" africana. Había tantas, que era un no parar de comer-las. Con unos cuchillos nos ayudábamos a abrirlas y luego si quieres le echas 2 gotas de lima y ¡están muy buenas! Yo no soy fan de las ostras, pero tengo que reconocer que así a la brasa me encantaron.
Sin duda una parada obligatoria cuándo recorres esa zona y las islas.

Después de relajarnos en la isla, disfrutamos de una deliciosa comida de arroz con barracudas y verduras. El menú siempre solía ser el mismo, pero la forma de cocinarlo era diferente y todo estaba muy bueno.
Al finalizar el día en la isla, nos subimos al barco y recorrimos toda la zona de manglares al atardecer.
La luz era increíble, y el momento del día donde se pueden ver muchos pájaros. Personalmente, no entiendo mucho de ellos, pero si que vimos variedad y como se ponía el sol. Fue un viaje en barco muy relajante y bonito por la zona hasta llegar a la isla donde pasaríamos la noche: Cachioane.

Isla de Kachiouane,

Llegamos a Kachiouane y el sol prácticamente se había ido. Nos alojamos en Chez Papis y la verdad que era un campamento genial. Al llegar a la playa del campamento nos esperaban con maracas y yembés y bailamos en la arena y cantamos en la bienvenida.
El campamento tenía una playa privada con unas tumbonas y más de una zona de habitaciones. En la playa había también el hall del campamento que también era el restaurante y la zona de ocio y socialización.
Cenamos al llegar y la cena fue muy animada, pues estuvimos cantando y bailando. El jefe es muy divertido y todos los que trabajan allí son superamables.

Por la noche la verdad que descubrimos los bailes senegaleses y lo pasamos en grande. 
Creo que fue la noche que más fiesta tuvimos en todo el viaje. En su cultura es muy gracioso porque bailan al son de los yembés: todos en círculo y sale uno a bailar en el medio y se acerca al que quiere, le hace un paso final levantando la pierna y ese es el que tiene que entrar a bailar. 
Nos lo tomamos a risa porque ellos lo hacen mucho mejor que nosotras, pero nos reímos un rato. Después hicimos el juego de los monos (quitar el pañuelo puesto como cola de un mono al otro) y después como una discoteca con spotify donde les enseñamos nuestra música.

Kachioane

Por la mañana antes de irnos, dimos una vuelta por el pueblo de Kachioane. 
Tuvimos la oportunidad de visitar la escuela local, conocer y hablar con los profesores y ver las aulas. 
En el grupo viajábamos un grupo de profesoras y maestras que nos encantó esta experiencia. Fue divertido ver que en África tienen sus propios ODS y también ver como estaban dando una clase en directo.
El pueblo era todo con arena de playa, así que andar por Kachioane era hacer ejercicio a tope. También vimos el centro de salud, muy pequeño y solo abría en días puntuales, cuando iba el médico, conocimos a familias locales, vimos a las mujeres trabajando en el campo. Una vida local y bonita para ver y apreciar las diferencias.

Isla de Karabane

Cambiamos de isla en barco y nos fuimos a Karabane. Allí nos alojamos en el campamento Barracuda, quizás de toda la ruta fue el que menos nos gustó. Aun así estaba en primera línea de playa y la verdad que la comida era muy buena y las habitaciones estaban limpias. 
Hicimos una parada para comer y por la tarde tuvimos libre, así que con algunas compañeras decidimos invertir la tarde en la playa, bajo palmeras, otras bañándose aunque al existir la marea es difícil encontrar una zona donde nadar porque por la tarde estaba baja.
Antes del atardecer nos encontramos todos juntos para recorrer la isla y también conocer el poblado.

Justo antes del atardecer nos encontramos y recorrimos el centro de la isla, un poblado con arena de playa donde descubrimos mucha historia y también la tienda del famoso modista llamado Paco Karabane, que hacía vestidos a medida y en su tienda tenía fotos con el mismísimo Paco Rabanne.
Después decidimos coger unas flags, cervezas de Senegal, e ir recorriendo las playas de Karavane que son largas y de arena dura hasta la otra punta de la isla, donde nos sentamos a ver atardecer acompañadas del guía y algunos locales.
Esta isla es preciosa y la verdad que los paseos por la playa al atardecer són un regalo de la naturalez.

Después del atardecer volvimos al campamento recorriendo otra vez la playa, bailando, cantando y viendo el paisaje que era una maravilla con los últimos minutos de luz del día.
Por la noche cenamos el famoso arroz con pez, y durante la cena tuvimos otra vez un chico tocado el yembé, el jefe que nos sacaba a bailar y en un momento montamos una fiesta increíble. Lo más divertido fue que empezó a sonar la música y de golpe la gente local se unía  a la fiesta de nuestro campamento. Y estas fiestas eran increíble porque la gente está de muy buen humor, bailan ríen y esa energía se contamina.

Una vez terminada la fiesta nos fuimos a la playa y allí estuvimos sentados alrededor de una hoguera con música de guitarra y yembé cantando en directo y fue un momento tan bonito y tan tierno que siempre me quedará grabado en mi corazón. En esos momentos es cuando pienso en lo afortunada que soy en vivir momentos así.

Plancton luminiscente

Al terminar la hoguera, un chico local de la isla anterior, Michelle, que también se vino a Karavane, nos dijo que en esa isla se podía ver el plancton luminiscente. Así que volvimos a esa larga playa del atardecer y al llegar no veíamos nada. 
Michelle empezó a saltar sobre la arena de la orilla y de golpe se veían como leds azules y púrpuras que brillaban.
Nosotras estábamos flipando y era un efecto muy curioso porque una vez la ola de la orilla retrocedía, solo tenías que pasar la mano por encima de la arena y se veía. Fue muy bonito y de momento en la única parte del mundo donde he visto este fenómeno.