Decidí invertir mis dos últimos días en Canggu básicamente porque estaba relativamente cerca del aeropuerto y había un par de locales que me apetecía probar. No es la mejor zona de Bali ni mucho menos, hay mucha gente y a ciertas horas el tráfico es muy malo. La playa si quieres practicar surf está bien, pero no es una buena playa para bañarse porque además huele mal, así que con el calor que hace lo mejor es coger alojamiento con piscina para poder soportar mejor la calor que hace.
Decidí alojarme en este hostal que no es el más barato, pero esta super bien, tiene una zona de piscina increíble, tiene masaje de 15 minutos gratis al día, y un desayuno muy completo con un plato principal a escoger, tienen unos bowls riquísimos, un café o té y un jugo natural de fruta.
Las habitaciones está muy bien porque tienes tu pequeña habitación dentro de la habitación y una cama de 1.5 m.
También hacen muchas actividades para socializar con la gente del hostal, aunque la verdad es que en la piscina también se puede socializar bien.
Además, está muy bien ubicado.
La zona de Canggu es bulliciosa, está llena de gente por todas partes y muchos locales y spa para relajarte, comer, comprar…. Hay mercadillos donde puedes encontrar souvenirs bonitos con los que hay que regatear previamente.
La playa de Canggu francamente no merece mucho la pena, hay mucho ambiente, gente haciendo surf en el agua y durante el atardecer está bastante concurrida. Aun así huele bastante mal… Hay un pub que está de moda llamado La Brisa, pero pagar lo que te piden por el sitio me pareció que no valía mucho la pena.
Así que seguir andando hasta pararme en el Lotus Spa donde pude disfrutar de un masaje de pies.
Andando también vi que Bali se preparaba para su gran fiesta llamada Galungan decorando las calles y preparando sus ofrendas.
Una de las cosas que me apetecía hacer en este viaje era probar uno de los cafés que más había visto en Instagram y uno de sus famosos bowls, así que fui al mundo rosa de Kynd Community en Canggu, tienen otro local en Seminyak.
El local me pareció pura inspiración, lleno de mensajes preciosos y con rincones muy acogedores. Había muchos nómadas digitales trabajando y la verdad que se estaba muy a gusto.
Yo me pedí un bowl de dragon fruit donde me pusieron las letras de la isla mágica, y un te macha con fresa que la verdad, ¡estaba muy rico! Precio igual que cualquier local de brunch un poco moderno.
Gracias por tanto Bali, me voy con el corazón lleno y con mucho aprendizaje y paz. Hasta pronto!