Bikaner
Bikaner era una ciudad desconocida, no sabíamos mucho sobre ella, pero nos dijeron que merecía mucho la pena, así que decidimos incluirla en el itinerario.
La primera parada fue en el Fort de Bikaner, también llamado Junagarh Fort, y tengo que decir que entendí por qué nos habían llevado allí. Ese Fort es el que más me gusto de la toda la India. Sus detalles eran espectaculares, los mosaicos, los espejos, las habitaciones, los patios interiores de estilo medieval. Todo era realmente bonito y merece mucho la pena ir. Como todos los Forts que visitamos es un sitio enorme y merece la pena ir con el guía porque te explica toda la historia y detalles del recinto, aparte de que te guía por él. Una de las cosas que más me gustaron y me impactaron eran los detalles de las puertas, eran pura maravilla de colores. Simplemente muy recomendable. Y aunque al estar en ruta hicimos una visita exprés por supuesto que mereció la pena.
La ciudad de Bikaner
Al llegar al centro de la ciudad aparcamos y nos movimos con tuk tuks por el centro, la verdad que fue muy divertido. Las calles abarrotadas de gente y de vacas parecía una partida de Mario Car con los tuk tuks. En cada tuk tuk podían subir 2-3 personas y lo peor de todo era el olor a gasolina mientras ibas encima, por no decir lo temerarios que son conduciendo. A mí me resultó divertido y una aventura, pero sí que hubo gente que no se encontraba muy cómoda. Como todo en India se tiene que regatear y el tuk tuk no es una excepción.
Era una ciudad relativamente pequeña, lleno de comercio en la calle. La gente sentada en el suelo en sus puestos y con las balanzas para pesar las especies. También aquí vendían perfumes concentrados con plantas aromáticas. Era un paraíso para la fotografía, y aunque seguíamos llamando la atención por nuestro aspecto europeo, nos dejaron fotografiarlos sin problemas.
Las fachadas de Bikaner tenían algo especial, los colores tierra intenso me recordaron a Roma, pero todos los edificios tenían unas puertas muy trabajadas con pequeños detalles que eran increíble, normalmente no las ves porque las tiendas están abiertas, pero en una zona que sí que pudimos verlas era increíble. Además, combinaba con color verde azul o mosaicos en las ventanas de la parte superior y yo, particularmente, le encontré mucho encanto.
Callejear Bikaner
Callejeando Bikaner también encontramos a un hombre con una barba muy larga que a cambio de propina se le deshacía para verla, ya que nunca se la había cortado. Interactuar con la gente y pasear mientras intentas no sobrevivir de un atropellamiento en moto y los pitidos y ruidos del país es una muy buena experiencia, hay que mezclarse con ellos y aprovechar para conocerlos.
En su cultura son muy abiertos y les encanta hablar contigo.
Me impactó y nunca olvidaré su forma de sentarse, que van descalzos por la calle, las mujeres y sus vestidos de colores, eso era una maravilla
Bhandasar Jain Temple
Bhandasar Jain Temple fue una sorpresa para la vista. Nuestro guía nos llevó a él y no esperaba mucho, pero era francamente increíble.
Una vez entras dentro hay color por todas partes, lo que apetece realmente es sentarte en el suelo y observarlo todo. De hecho es famoso y conocido por el arte en sus paredes y sus puertas que tampoco te puedes perder detalle.
Conforme vas adentrándote en el templo es aún mejor, el juego de la luz a través de sus puertas y sus columnas pintadas es increíble.
Hotel Bhairon Vilas
En Bikaner nos alojamos en Bhairon Vilas, para mí uno de mis hoteles favoritos por su autenticidad. Era un hotel que se notaba que estabas en la India por su arquitectura, su distribución, la decoración... Solo en la entrada el patio estaba decorado con un coche estilo jeep, muchos arcos que te llevaban a una recepción con un suelo que parecía el tablón del ajedrez y las paredes muy cargadas, por eso daba la sensación que estuviéramos en una de esas fortalezas que habíamos visitado.
A algunos les daba un poco de miedo y sí que es verdad que las habitaciones por lo general estaban pintadas con colores oscuros y, por lo tanto, sí podía dar un poco de miedo. Los muebles eran de madera y típicos de la zona, la cama era como de una princesa de cuento de madera, y los sofás de la habitación de esos estilo hindú con una tela muy recargada.
En el espacio exterior había una piscina, aunque no la tenían cuidada, no sé si por la época del año o por otro motivo, y un jardín grande donde estar un ratito tomando el aire, leyendo, y también tenían una fuente con un buda llena de pétalos de color que olían muy bien..
Dentro tenía su propio bar para salir a tomar algo, y un restaurante donde cenamos y desayunamos muy bien.
Karni Mata Temple (Templo de las ratas)
Al irnos de Bikaner paramos en Deshnoke donde se encuentra el famoso templo de las ratas llamado Karni Mata Temple.
La verdad que da un poco de impresión y personalmente no creo que sea apto para todos los públicos, pues a mí no me gustan mucho las ratas y me impacto mucho porque literalmente están en todos lados. Mientras hacíamos cola para entrar había en las barandillas y dentro están por todas partes. Sorprende como ellos se sientan entre ellas y están tranquilos. Dicen que hay una rata albina y que si la ves te trae suerte, pero tengo que decir que no la vimos.