Eje cafetero

Eje cafetero

Cogimos un avión de Letícia a Pereira para empezar la ruta por el Eje Cafetero.
Los paisajes eran espectaculares, todo verde, pero eso sí, montaña, carreteras de curvas infinitas, terrenos con mucha pendiete y miles de arboles del café. 
Nos alojamos 3 noches en Armenia para poder ver los pueblitos del Eje de alrededor y el valle de Cocora y ya despues nos trasladamos una última noche a Pereira para ir subiendo.

Finca cafetera

Una de las actividades típica de la zona era visitar una finca del café. Nosotros fuimos a una finca llamada Casa Vieja, café de altura. Allí al llegar hicimos un recorrido por la finca y vimos perfectamente toda la evolución del café, desde plantar las plantas, la flora, el fruto, recogida del fruto, como lo tostaban y todo. E incluso hicimos una degustación. Pero la finca no solo era café, también había muchísima vegetación de plantas y frutas que realmente era increíble y con mucho color.
Vimos plantas exoticas de colores preciosos, fruto que daban pigmento para pintar, raiz de cúrcuma, mango, aguacates, la fruta en forma de estrella... También pasamos por una zona espectacular que parecía un bosque de hadas.

La producción del café

Visitar una finca cafetera para mi es un must en esta zona. La verdad que no te imaginas todo el proceso artesanal que conlleva y el tipo de terrenos por el que frecuentan los camperos para recoger, la tecnica que utilizan y todo, de verdad que es una maravilla.
Al tostar el café enfrente tuya el olor es delicioso y finalmente haces una cata. Si que hay que decir que es diferente pues estamos acostumbrados al espresso italiano y en Colombia el café es un ritual, una bebida a compartir como en Francia se comparte el vino. Al infusionarlo bajo mi punto de vista el sabor no es tan fuerte pero sigue valiendo la pena catarlo.

Mirador Colina Iluminada

Al mediodía queríamos ir a visitar Filandia. Antes de llegar fuimos a visitar el mirador de la colina iluminada que se tiene que pagar pero tiene unas preciosas vistas al entorno. También puedes ver el pueblo con una vista panorámica. El mirador está en una colina y es de madera con varias escaleras. Al ser cilíndrico, te permite una vista de 360 grados a todo el entorno verde, y la verdad, es precioso. 
En el recinto hay varias cosas para los turistas como marcos con mariposas, alas donde tomar fotos, la escalera pintada con los colores de la bandera de Colombia e incluso hay gente tocando música.  

Filandia

Filandia es conocido como el pueblo más bonito del mundo, y no le falta razón. Aun siendo muy turístico, es un must en el Eje Cafetero. Sus casas de colores son increíbles, en la plaza se respira ese ambiente de pueblo de antes, me recordó a un pueblo perdido de Cuba, la gente es risueña y amable, hay willis por todas partes que te ofrecen excursiones y un sin fin de tiendas.
La verdad es que mires a donde mires, hay color y buena vibra. En la plaza hay muchos restaurantes. Nosotros comimos en uno de comida puertoriqueña y que estaba buenísimo todo. Merece la pena invertir medio día en el pueblo, pasear, descubrir sus calles y sus locales, porque de verdad es para gozarlo.

Calle del tiempo detenido

La calle principal y preciosa de Filandia la llaman calle del tiempo detenido. En ella subimos a tomar un café a una cafetería porque me apetecía ver la arquitectura de esas preciosas casas de colores por dentro. La luz era increíble y el lugar pura magia. Tenía balcones que daban a la calle y seguías respirando el ambiente de buena vibra.
Después de recorrer miles de tiendas en la calle, había puestos ambulantes. En uno en concreto vendían colageno con una masa que iban amasando y la servían en vasos de plástico. Nos dejaron catarlo y bueno, podría decirse que es curioso.
Al anochecer, el pueblo sin duda merece la pena porque con las luces le da un aire antiguo.

Pijao

Pijao no estaba en la lista de pueblos a visitar, pero finalmente decidimos ir a visitarlo y fue un buen plan. Es un pequeño pueblo entre montañas que mires a donde mires tienes montañas verdes.
El pueblo es relativamente pequeño y lo puedes visitar en 1 hora. Tiene una plaza bonita y un montón de locales con ambiente por la noche, aunque no nos quedamos. También hay buenos cafés, de hecho nos tomamos uno en una cafetería monísima, toda de madera recomendada por un hombre que conocimos francés que se fue a Colombia y se enamoró y se mudó allí. Cerca de Pijao también hay una zona de palmeras de cera mucho más auténtica, según nos dijeron que el valle de Cocora que se ha vuelto muy turístico.

Visita escuela Pijao

Una de las cosas que vimos paseando por Pijao fue una escuela, así que decidimos entrar y preguntar si nos harían una visita para poder ver como funciona allí la educación.
Obviamente, la directora nos atendió encantada y nos hizo un tour por la escuela y el recreo donde estaban los niños porque era hora de comer. Vimos que están bastante adelantados, todas las clases tienen televisión, y en la escuela hay internet.
Pudimos también hablar con los alumnos y nos sorprendió que muchos querían ir a estudiar a España.

Buenavista

Buenavista era otro de los pueblos pequeños del Eje cafetero para visitar. Las vistas a la llegada son espectaculares y tiene varios miradores, nosotros cogimos lluvia, pero la verdad que merecen la pena, en uno se tiran con parapente también.
Comimos en un restaurante local de la plaza donde hay una iglesia de color azul muy bonita y degustamos la comida típica: Bandeja paisa, trucha de río al ajo, patacón...
Al terminar de dar un paseo y al ponerse a llover decidimos para en un bar para poder probar la bebida típica de la zona: El aguardiente amarillo que es realmente fuerte para mí.

Cordoba

Córdoba fue el último pueblo que visitamos ese día. Al llegar estaba lloviendo y de hecho no paro, así que solo pudimos ver la plaza, y casualmente de camino a la furgoneta conocimos a un chico que tenía un negocio de artesanía y nos invitó a ir a su casa, tienda que justamente habían grabado una serie de Netflix en ella. Allí nos explicó muchas coses que hacen y la verdad que nos acercamos un poco más a su cultura. También nos dijo que la gente iba a Córdoba para probar el Kumis oficial que es como un yogur fermentado con canela. ¡Así que fuimos a probarlo y estaba muy rico! Lo acompañamos de unas rosquillas que pensábamos que eran dulces y no... eran saladas, pero estaban muy buenas también.

El valle de Cocora

El valle de Cocora es espectacular. Sí que es verdad que es muy turístico y te das cuenta a la llegada que hay antes del párquing una especie de parque de atracciones con todo tipo de adorno donde tomarte fotos. 
Al llegar al parque nos fuimos directos a la entrada que se tiene que pagar y empezamos el sendero. Se puede subir a caballo también, pero nosotros preferimos andar por el sendero que además es una increíble opción para poder admirar el paisaje. 
Hay varias rutas por hacer y en este camino también hay atracciones turísticas donde tomarte fotos como un willy con la bandera de Colombia, columpios, alas... Hay diferentes rutas con niveles de dificultad, pero hay que vigilar porque depende de la temporada y hora, la niebla te puede tapar las vistas a lo más impresionante del valle de Cocora que son las palmeras de cera. La más alta que mide 60 m es la que está justo en el mirador de la mano, que aun siendo una foto típica para mí es una que sí o si merece la pena porque además no hace mucha cola porque hay una chica que controla medio minuto por persona.
El paisaje con las palmeras de cera es verdaderamente precioso, no entiendes como se aguantan de pie siendo tan delgadas y finas. 

Salento


Salento es uno de los pueblos más turísticos de la zona del Eje Cafetero, pero sin duda alguna, merece la pena. Otra vez un pueblo con una plaza central y todo de calles con las típicas casitas de todos colores. Hay un montón de tiendas y restaurantes/café.
Hay una calle principal y al final de esta hay unas escaleras con un mirador, se tiene que subir muchas escaleras, pero puedes tener una vista aérea de la zona. Justa antes de empezar las escaleras hay una cafetería de madera muy bonita donde hacen música en directo por la noche y tomar un café allí es un espectáculo porque te hacen como un show de la preparación te lo explican, tienen un reloj de arena para calcular el tiempo que tarda el café en inficionarse, la verdad que me gustó mucho y lo recomiendo un montón.
No lo hicimos, pero recomiendo alojarse en estos pueblos porque tienen encanto de día y de noche y merece la pena vivirlos.