Varanasi
Llegamos al último destino, Varanasi. La verdad que yo no es que sea muy espiritual, pero tengo que reconocer que en esa ciudad, hay una energía especial.
Fueron muchos los momentos que se me pusieron los pelos de punta. Y estos 3 días no es que viéramos algo de la ciudad muy bonita, sino que esa ciudad se recorre en la calle, conociendo su gente, sus rituales, sus olores, sus colores.
Es sin duda un sitio duro, pero que debes incluir en tu viaje para terminar de culminar en su cultura.
Ganga Aarti
Al llegar a Varansi, cogimos unos Rickshaw para desplazarnos al centro de la ciudad. La verdad que yo prefería los tuk tuk porque allí ves esa gente pedaleando y no te hace sentir muy cómodo con el calor que hace.
Sus calles eran super estrechas y llenas de gente, te cruzabas con vacas también y había que ir con cuidado por no pisar un excremento.
Toda la gente que nos cruzábamos llevaban la frente pintada con su ritual, en las tiendas vendían ofrendas, colores y de todo lo que se vivía allí.
Justo antes del atardecer nos dirigimos al Dasaswamedh Ghat, pero debido al nivel del río no pudimos subirnos a una barca para ver el Ganga Aarti o ceremonia del atardecer. Lo que hicimos fue subirnos a varias terrazas para poder decidir cuál era la mejor opción para poder disfrutarlo con vistas a todo el Ghat, que no deja de ser una escalinata que da al Ganges donde hacen las ofrendas, su lugar sagrado.
El ritual del atardecer era una pasada, vas viendo como hacen sus oraciones, el fuego, las ofrendas y toda la energía que se mueve en ese momento es muy heavy, a mí se me pusieron los pelos de punta porque nunca había vivido algo así. No entiendes mucho por qué, obviamente no entiendes el idioma, pero no hace falta, aun así el guía sí que nos iba contando. Estas terrazas dónde estuvimos son de pago y veías todo el río lleno de barcas llenas de gente, aunque paradas por el tema del nivel del río.
Ceremonia de creamación al amanacer
El Ganges desde hace años está en un proyecto de saneamiento, por lo que están prohibidas muchas cosas, entre otras las ceremonias de cremación. Aun así, huele fuerte y tiene un color marrón, pero están en proceso de sanear toda esa agua sagrada donde los pelegrinos se bañan.
A la mañana siguiente, al levantarnos, fuimos a ver la salida de sol con los peregrinos haciendo su recorrido. Es una pasada la fe de esa gente en su río, como se sumergen una y otra vez en el agua sagrada en señal de fe. Estaba abarrotado y entre ellos se respiraba felicidad, agradecimiento, energía muy bonita.
Después nos dirigimos al crematorio y esa experiencia para mí fue muy dura aunque llena de aprendizaje.
Mientras te diriges hacia allí por la calle ves gente que carga troncos para quemar, camillas que cargan en sus hombres con los cadáveres que muestran la cara y la verdad que impacta. Al llegar al crematorio olía mucho y todo ese humo sabes que son restos humanos, con lo que ya eso para mí fue muy bestia. Al entrar en el crematorio nunca me había imaginado algo así, parecía la tienda de pollos asados dando vueltas, pero eran cuerpos humanos. Tenían cadáveres allí en el suelo que te decían que tuvieras cuidado no pisarlos pero de una forma muy fría. Aun así ellos creen en la reencarnación y para ellos el cuerpo es un lugar de paso, lo importante es el alma, allí aprendí también cosas sobre la muerte que pensé que a veces hay culturas que viven las pérdidas desde un lugar más sano, que no quiere decir menos duro, del que aún tengo que aprender.
Al salir de allí estaba un poco tocada pero teníamos que terminar la visita de los templos
Vishwanath temple
Cerca de la universidad y alejados del centro visitamos un templo muy bonito e interesante llamado Vishwanath temple, había unas campanas para tocar en la entrada, varias zonas dedicadas a Shiba con agua y vimos a los locales haciendo el ritual.
En la parte exterior del templo había una escultura en la que había mucha cola, y el guía nos contó que era importante susurrarle al oído aquello que querías que pasara. Así que también hicimos el ritual.
Era un templo turístico, pues a la salida había muchos puestos ambulantes para vender souvenirs.
Para el templo cogimos las entradas online in situ.
Sarnath
Para terminar la visita fuimos a visitar Sarnath, una de las cuatro ciudades santas del budismo. El guía nos contó que fue donde Buda dio su primer discurso del budismo y que era un lugar muy visitado por los asiáticos por ese motivo.
Realmente había bastantes, pero hay días concretos y celebraciones concretos que hacen muchos autobuses y demás.
Estéticamente, no fue un sitio que recomendaría, pues no tiene mucho, pero sí el sentido de ser el lugar único en el mundo donde Buda hizo su primera predicación del budismo.
Hotel Rivatas
Teníamos la tarde libre y después de la intensidad de todo lo vivido por la mañana, yo me fui a tomarme un tiempo para mí. Estábamos alojados en el hotel Rivatas by Ideal que la verdad estaba muy bien, pero quería hacerme un masaje ayurvédico y no tenían disponibilidad, así que me fui al hotel de al lado Hotel Surya Kaiser Palace a hacérmelo y después aproveche un rato en su piscina, perfecto para desconectar un poco y relajarme. El masaje fue increíble.
Para cenar comimos algo en este mismo hotel del masaje y subimos a tomar unos cocktails en el rooftop que había ambiente y era cómodo y agradable.
Varansi por libre
El último día era libre y a mí me apetecía volver al centro y hacer un poco de compras y unas cuantas chicas se vinieron conmigo.
Éramos 6 y nunca sentí miedo ni inferioridad por ser chicas. Cogimos un tuk tuk que regateamos y juntas hacia al centro. Allí callejeamos y entramos en diferentes tiendas en busca de ropa con esa tela de seda tan bonita que tienen en India.
En una de ellas encontramos a un chico que nos dijo que nos acompañaba a una tienda mejor, le dijimos que no le daríamos propina, que no hacía falta, pero igualmente se ofreció y fuimos. Y es cuando conocimos a Mike que era el vendedor por excelencia, tú pide por esa boquita que Mike te lo encuentra.
Terminamos haciendo un círculo y hablando con todos tomando algo y riéndonos un montón. Por un comentario que hicimos nos dijo si estábamos interesadas en ir a un astrólogo y una chica si le apetecía, así que recorrimos un barrio precioso lleno de color por todas partes con unos grafitis de los diferentes dioses que eran espectaculares.
Finalmente, llegamos a la casa del astrólogo y aunque parecía un antro, tengo que decir que a mí me impactó fuertemente. Era un sabio al que yo que no quería hacerme nada insistió en decirme que tenía que decirme una cosa muy importante aunque le dije que no en varias ocasiones insistió, me dijo una palabra clave que no entendía como él podía saber, y le dejé que me hablara aunque esa parte me la quedaré para mí porque realmente fue una experiencia muy fuerte.
Para terminar el día y desconectar de todas las emociones que se habían movido con el chamán nos fuimos a Blue Lassi el mejor lugar de Varanasi donde tomar un lassi. Es verdad que el local impacta, tienen unos vasos de cerámica que solo se usan 1 vez y todo de fotografías en sus paredes, mientras tomas el lassi ves el bullicio de la calle estrecha y también pasaron cadáveres a lo cual aun viviendo 5 años en esa ciudad no me acostumbraría.