Moorea
Moorea era una de las islas que más me apetecía ver. Es muy cercana a Tahiti, solo 30 min de ferry y hay varias compañías que te llevan, Apetahi express por ejemplo te llevan solo ida por 1000 francos que son 8,4 €.
La isla es pequeña, aunque para moverte lo mejor es coger un coche de alquiler, lo puede hacer en Moorea mismo, pero hay que mirar con antelación porque hay pocas opciones y si no cogerlo en Tahiti y llevarlo en el ferry.
En esta isla hay playas paradisiacas, pero también hay diferentes rutas de trekking. Y durante la temporada de mayo-noviembre hay posibilidad de ver y nadar con ballenas, así que ese era uno de los objetivos de ir a esta isla a la que y yo llamo isla bonita.
¡La vibra de la isla era increíble, los paisajes me recordaban a la peli de Jurassic Park y había flores por todos lados y aguas turquesas parecía un sueño de lo bonito que era pero era verdad! Nos quedamos un total de 6 días, 5 noches, 3 en la zona norte de la isla y 2 en la parte sur.
Tahiti - Moorea
Llegamos de noche a Tahiti así que tuvimos que hacer noche allí, cogimos un hostal barato enfrente del puerto para estar allí a las 10:30 de la mañana y trasladarnos a Moorea. Empezar el día en Tahiti fue muy bonito. Empezamos tomando un smoothie y limonada y dimos un paseo por el mercado local, nos compramos las SIM y empezamos a ir al ferry. Las aguas de polinesia son bonitas, todo decorado con flores, el ferry también y en la calle ambiente de ukeleles y un poco de la vibra de las islas. Vimos que en Moorea hubo un accidente de avioneta en 2007 y hay un pequeño memorial.
Bahía d’Opunohu
Nos alojamos en la bahía d'Opunohu en una pequeña cabaña cerca del mar que disponía de una tabla de paddle surf para utilizar cuando queríamos. Teníamos muy cerca una playa preciosa llamada Ta’ahiamanu. La vida en la isla empieza temprano, así que a las 7:00 ya estábamos por la bahía con el paddle surf. ¡La verdad que eso era un espectáculo! Las vistas eran inmejorables, con agua de color turquesa y las montañas verdes altísimas y espectaculares, entre su vegetación me llamo la atención que también había acacias como en la sabana africana.
En la bahía hay zonas profundas por lo que te puedes encontrar varios animales, nosotras vimos a 2 tortugas, una de ellas enorme, de hecho una de las más grandes que he visto en mi vida. Me sentía realmente una privilegiada de poder estar haciendo eso en esa pequeña isla del mundo perdida en el pacífico, con esas vistas increíbles a todos lados.
En la bahía suele haber varios barcos atracados y vimos unos cuantos, hay gente que incluso vive en el barco en lugar de vivir en la isla.
Ta’Ahiamanu beach
Esta playa era un sueño hecho realidad, llena de palmeras con césped en el suelo, y justo en la orilla, arena blanca y una zona de aguas turquesas increíbles. Sí que es verdad que hay que tener cuidado al tumbarte porque las sombras suelen ser debajo de un cocotero y vimos varios cocos cayendo, así que hay que vigilar con eso, al igual que no dejar un coche debajo de ellos.
Era un sitio bonito para hacer snorkel, pues podías ver coral, peces ballesta, pez payaso y otros peces de muchos colores. En la playa encontramos locales tocando el ukelele, gente haciendo yoga con una clase guiada, y una ducha fresca que era una maravilla para quitarte la sal. Por la noche se convertía en un techo de estrellas infinito, el cual nunca voy a olvidar. Nos gustó tanto que fuimos varios días a ratitos.
Temae beach
Temae era otra playa pública maravillosa. Estaba un poco más alejada de nuestro primer alojamiento, pero súper cerca del segundo, pero era increible. Aparcabas justa enfrente de la playa y volvía a haber verde y una playa infinita de agua turquesa. El arrecife del fondo generaba una ola enorme y el snorkel en esa zona era increíble. Una de las cosas que hicimos porque conocimos a Yvonik un chico francés que nos invitó a ir con él, fue andar hasta uno de los extremos donde hay un poste amarillo y allí hay corriente así que te mete en el mar con las gafas y te dejas llevar por la corriente mientras parece que estés en un acuario, es increíble la de peces que vi era precioso y tienes que ir con cuidado porque con el corriente te puedes dar contra un coral así que tienes que tener una cierta técnica. Ya cuando llegue a una zona más cercana a la playa seguía con las gafas y puede ver 2 mantas de 2 tipos diferentes que fue una maravilla, una la típica de la polinesia gris que va por el suelo y la otra, la que se parece a la de la película de Buscando a Nemo que es de un color azul oscuro con manchitas e iba nadando moviendo las aletas, otro espectáculo de la naturaleza por la que no me puede sentir más afortunada.
También volvimos más de una vez a esa playa. En la arena hay sombritas con las palmeras donde resguardarse un poco del potente sol de la Polinesia, pero hay que tener en cuenta que no haya cocos que te puedan caer encima.
Bahía de Cook
La Bahía de Cook era la primera bahía que encontrabas en dirección al norte de la isla. Es dónde íbamos a ese maravilloso supermercado que tenía las vistas a la salida como so fuera Jurassic Park.
La bahía era muy bonita, en la polinesia son creyente y tienen muchas iglesias al lado del mar. Un domigo hacían una fiesta en una de ellas y fuimos a comer porque los food trucks estaban bien de precio y la comida estaba buena.
En esta misma bahía hacia las 5 de la tarde los pescadores tiraban los restos de pescado al mar y se podía ver como los tiburones iban a comerse esos trozos, toda una aventura.
Afareaiatu y piñas
Tal como ya os he avanzado no solo hay playa en la polinesia francesa, también se puede disfrutar de enormes cascadas haciendo trekkings por el interior de la isla.
Visité la cascada de Afareaiatu situada cerca del puerto y a la que llegas haciendo una pequeña caminata de unos 45 minutos. Si ha llovido como en mi caso está resbaladizo, así que mejor ir bien calzado.
Moorea también es famosa por la plantación de piñas, que de hecho hace poco que supe como crecían, y hay una enorme plantación y también puedes visitar la fábrica del famoso zumo de piña.
Belvedere
Belvedere viewpoint es un mirador en el centro de la isla al que llegas en coche desde la bahía de Opunohu.
Las vistas a la montaña mágica son increíbles y para mí la recomendación es ir durante el atardecer porque el lugar es aún más mágico. También es el punto de partida para ir a hacer un pequeño trekking llamado trois pinus.
Por la isla también hay bares muy auténticos de la zona donde tomarse unos buenos smoothies con fruta natural, no son baratos, pero están muy buenos. El local es una barra de madera con el tejado típico de la polinesia justo al lado de la carretera y te sientas en los bancos mientras te lo preparan.
Tipaniers
El hotel Tipaniers tiene una de las mejores playas de la isla, pero obviamente es una playa privada. Aun así hay un pequeño truco si en la entrada dices que vas a Tip Nautic no te hacen pagar nada porque ya pagas por alquilar el kayak.
La playa es de un azul increíble, o mejor dicho de varios azules, porque eso sí que es entre azules, y arena blanca con unas tumbonas reservadas obviamente para los clientes del hotel.
Fui varios días porque la verdad que se está muy bien y además tiene el plus de poder alquilar el kayak para ir al famoso trozo donde puedes nadar con manta rayas y tiburones de punta negra, lo cual es una locura y nunca en vida lo había hecho.
Es una zona que suele hacer viento, por lo que si hace mucho hay que remar fuerte con el kayak, especialmente en el canal que hay que cruzar y por donde pasan los barcos, pero en 15 minutos llegas al punto.
La fauna
Nadar con tiburones de punta negra y manta rayas fue una pasada. Aunque al principio me impactó bastante porque aunque te digan que los tiburones no hacen nada, ves a tres tiburones rodeándote y al principio es impactante.
Las mantas rayas son supercariñosas y se te acercan, que te tocan, además hay algunos líderes de tours que tienen comida y los siguen para comer un poco. Tocarlas es una experiencia única, son muy suaves y la boca parece un succionador.
Los tiburones, por lo contrario, te avisan que no intentes ni cogerlos ni tocarlos, porque después sí que pueden morder.
Snack Mahana
Leímos que había un restaurante que hacían una comida deliciosa en la isla, así que un día decidimos probarlo porque ir a restaurantes suele ser caro y nos hacíamos la comida en casa.
En Snack Mahana probé el mejor tartar de atún que he probado en mi vida. También hacen muy bueno el plato típico de la Polinesia, el poisson cru con leche de coco que me recordó a un ceviche.
Por la tarde fuimos a ver el atardecer a la zona de point Hauru una playa que está justo enfrente del atardecer, es bonita, pero como playa me gustaron más otras.
Nadar con ballenas
Uno de los motivos de visitar la Polinesia e ir a Moorea en concreto era nadar con las Ballenas. Decidimos hacerlo con Moorea trip tour y la verdad es que ha sido una de las experiencias de mi vida.
Al salir no sabíamos con seguridad si las íbamos a ver, pues vas a buscar un animal salvaje en medio del océano, pero sí que es verdad que en las salidas de los días anteriores tuvieron la suerte de ver.
Antes de empezar el tour nos explicaron un poco como iba a funcionar todo y como hacer la práctica de forma responsable, sobre todo es importante no acercarse mucho a la ballena y no estar justo encima ni cerca de su cola, pues es un animal salvaje. También nos dijeron que la práctica es en pleno océano y en esta temporada ya habían visto 11 tiburones. En caso de que se acercase un tiburón, lo importante es no aletear mucho, ponernos juntos, modo sardina y esperar las órdenes de los guías.
Nos tiramos al océano un par de veces, el primero no conseguimos ver la ballena, desde el barco sí que vimos una ballena y su cría, pero al ir nadando los 200 m porque no se pueden acercar más con el barco la oímos, pero no conseguimos verlas.
En el segundo intento fue flipante, una cosa que no voy a olvidar en mi vida, era como si tuviera unos bafles detrás de la oreja y un sonido que no sé describir con palabras, pero no conseguía verla, y finalmente allí la vi, una hermosa criatura enorme delante de mí a escasos metros, una enorme ballena jorobada preciosa subiendo a respirar. Yo no sabía que las ballenas silban durante 15 minutos en el fondo y luego suben 2 veces para salir a la superficie y vuelven a hundirse, así que seguimos su curso y la vimos hacerlo un par de rondas fue una experiencia maravillosa que recomiendo enormemente a todos los que lo querías hacer alguna vez. Así que nos fuimos felices después de haber vivido una experiencia única e irrepetible.
Trois pinus
El mirador de los Trois Pinus es precioso y se tiene que hacer. Aparcas en el belvedere viewpoint y de allí coger un camino a la izquierda, aproximadamente se tarda 1 hora en llegar y otra en volver, pero lo puedes hacer en menos tiempo. El camino no es difícil, pero sí que si vas al atardecer se recomienda llevar luz.
Al llegar al mirador hay un precioso columpio donde poder disfrutar del atardecer con unas vistas increíbles de Moorea y sus bahías. Sin duda para mí es muy recomendable este pequeño trekking.
Despedirse de Moorea fue difícil, pero tenía que seguir así que ferry a Tahiti y rumbo al próximo destino: Huahiné.